Este magnífico edificio barroco de Barcelona, situado en pleno Barrio Gótico en la plaza de Sant Just y protegido como Bien Cultural de Interés local desde el año 2000, se queda vacío y pasa a ser propiedad privada.
El palacio que se construyó a finales del siglo XVIII conservaba todo su mobiliario y los interiores originales, pero sus propietarios han decidido venderlo y el mobiliario se trasladará a Sevilla donde reside uno de la familia Moxó residente de esta casona durante muchos años.
Este edificio ha sido accesible para todo el mundo desde el 2011 y hasta el 2015 y de hecho, formaba parte del programa de visitas organizadas realizadas por Casas Singulares donde se abría al público para mostrar una de las casas privadas más singulares de la ciudad.
Sin embargo, la venta se llevó a cabo a finales de 2017 y el comprador es Eduardo Rallo, un inversor mexicano, que tras la rehabilitación del edificio que llevará a cabo el estudio de arquitectura Trias de Bes, pretende comercializar pisos de lujo.
En concreto, el edificio constará de seis apartamentos de lujo y tres locales distribuidos por las cuatro plantas: planta baja, planta noble, segundo piso y buhardilla, de 700 metros cuadrados cada una.
La primera planta que era la zona noble y donde residía la familia Moxó, tiene 600 metros cuadrados mantendrá su distribución y se conservará respetando los elementos arquitectónicos y decorativos protegidos.
La tercera y cuarta planta ofrecerá 5 dúplex también de lujo, cada uno de ellos con terraza privada que aunque serán modernos, conservarán en algunos sitios las paredes de piedra que datan de 1770.
Se calcula que las obras estarán terminadas a mediados del año 2019, aunque el Ayuntamiento aún está pendiente de conceder la licencia de obras a la empresa.