Lo primero a considerar es la edad. Debes ser mayor de 18 años y menor de 75. Para menores de 35 años existen préstamos para jóvenes. Aunque este no es el aspecto más importante a la hora de pedir un préstamo, son los datos bancarios los que realmente importan en este tema.
Tus datos bancarios dicen muchísimo de ti. Los ingresos son fundamentales, influyen directamente en la concesión del préstamo y todas las condiciones que este va a tener. La situación laboral es igual de importante, determina si tus ingresos son fijos o variables. Los ingresos mínimos que obtienes al mes y al año son evaluados para luego pasar a los datos personales del solicitante.
Al decidir pedir un préstamo, el banco te pedirá una serie de documentos. Luego de estudiar tu situación laboral puede suceder que te pida otros documentos, por ejemplo, no le pedirá la misma información a alguien que trabaja por cuenta propia que al que trabaja para una empresa. Deberás revisar los requisitos de los trámites y luego llevarlos a la entidad que has escogido.
Algunos datos a tener en cuenta: El banco jamás te prestará el 100% del valor de la compra. Hay algunos gastos que tienes que cubrir tú, como los de notaría y gestoría, entre otros. Las cuotas del préstamo serán inferiores al 50% de tus ingresos y no te dejarán pagar más que eso. También hay diferentes tipos de intereses que debes considerar al momento de pedir un préstamo. Y por último, pero no menos importante, lee muy bien el contrato, ya que está lleno de cláusulas, y no querrás llevarte una desagradable sorpresa.
¿Conoces los tipos de cláusulas?
Por ejemplo, existe la cláusula suelo en la que en algunos casos puedes pagar más intereses de lo que realmente debes. Entonces, trata de buscar una hipoteca que no tenga este tipo de cláusulas perjudiciales para el hipotecado. Cuando se trata de hipotecas es mejor hablar con un experto y revisar muy bien las ventajas y condiciones de cada entidad, para que no te lleves ningún tipo de disgusto.
